Multipotencialidad y pareja: amor, desafíos  y espacio vital

Dos multis enamorados, o una persona multipotencial en pareja con una especialista, intentando coordinar vacaciones, proyectos de vida y planes de sábado noche… Mientras uno de los dos cambia de pasión profesional cada cierto tiempo y el otro aún está digiriendo la anterior, ¿te lo imaginas? ¿Te está pasando?

Maravillas de salir con un cerebro en ebullición.

Estar en pareja cuando tú (o los dos) sois multipotenciales no es un drama griego, pero tampoco es el sueño húmedo de los amantes de la estabilidad, para qué nos vamos a engañar. 

Aquí las palabras siempre, para toda la vida o plan cerrado tienen menos sentido que meter un helado en el microondas. 

Pero, ojo: esto no va de sobrevivir, va de aprender a disfrutar del movimiento y de construir una relación que no solo aguante las reinvenciones, sino que las celebre.

Porque cuando dos personas se acompañan respetando sus cambios de dirección, sus nuevas obsesiones y sus ciclos de curiosidad, tienen una relación que respira, evoluciona y se expande.

Y eso, vale más que cualquier estabilidad de cartón piedra.

¿Seguimos con las maravillas de salir con una persona multipotencial?

Los «extra» de estar en pareja con una mente multipotencial  

Salir con alguien multipotencial no es solo exponerse cambio o al «caos» (aunque sí, un poquito también). Es, sobre todo, llevarte un montón de “extras” que no venían en la ficha técnica pero que hacen que la relación sea cualquier cosa menos aburrida.

La creatividad puede ser el motor de la relación

Con una mente multipotencial en casa, es difícil que la relación caiga en la rutina mental. No porque haya fuegos artificiales cada semana, sino porque la manera de mirar el mundo es distinta: más creativa, más transversal, menos rígida.

Las conversaciones pueden saltar de un tema a otro como un pinball intelectual, y las soluciones a los problemas rara vez siguen el camino más obvio. A veces habrá cenas temáticas improvisadas un martes cualquiera… y otras veces solo una reflexión inesperada que cambie el rumbo del día. No decimos que se trate de vivir en la improvisación constante, sino de cultivar una relación donde la curiosidad y la imaginación tienen espacio para respirar.

Capacidad de adaptación ante cambios vitales o de planes

Muchas personas multipotenciales están acostumbradas a navegar cierto nivel de incertidumbre. Si hay que mudarse de país en tres meses o replantear el proyecto de vida porque ha surgido una nueva pasión profesional, es probable que su mente ya esté buscando rutas alternativas.

¿Un nuevo escenario? Desafío aceptado (aunque a veces con vértigo incluido). Eso no significa que todo fluya sin dudas ni emociones intensas, pero sí que hay una cierta costumbre a recalibrar, reimaginar y reorganizar sin quedarse demasiado tiempo atascado en la curva. La flexibilidad no es magia: es práctica, y en los multipotenciales, suele estar bastante entrenada.

Curiosidad infinita (por ti, por la vida, por todo)

Estar con una persona multipotencial puede significar que nunca dejarán de querer conocerte. Van a querer descubrirte una y otra vez, igual que descubren libros, ideas y mundos nuevos. Tu forma de pensar, tus matices, tus cambios: todo puede ser una fuente genuina de fascinación. No vas a ser una figurita en la estantería de su vida, sino alguien que despierta preguntas, conversaciones y asombro.  Cada versión tuya tiene un público fiel: tu pareja multi.

Ganas de construir cosas juntos desde el juego y la reinvención

Olvídate de la relación en modo “zona de confort eterna”. Con una persona multipotencial, construir una relación no suele significar repetir un patrón de vida establecido. Más bien, se trata de co-crear una vida a medida, con espacio para la evolución, el ensayo y (por qué no) la reinvención cuando haga falta.

La zona de confort puede existir, sí, pero como punto de encuentro, no como punto final. El juego (lo entendemos como curiosidad compartida, creatividad en el día a día y ganas de experimentar)— puede convertirse en una forma de vínculo. Una casa, un proyecto, una forma de vivir el domingo: todo puede ser rediseñado, en equipo.

Mirada abierta: nadie espera que seas siempre igual

Aquí no hay contrato que diga que tienes que ser “la misma persona de siempre”. En una relación con una persona multipotencial, crecer, cambiar, evolucionar no es visto como una traición, sino como algo natural.

Hoy te apasiona una cosa, mañana otra; hoy piensas así, y dentro de un año quizás te contradigas con argumentos nuevos. Y eso, lejos de ser un problema, puede generar admiración, curiosidad… o al menos una buena conversación. Y eso, en una relación, es como encontrar wifi gratis en un apagón: oro puro.

Ha quedado un poco como que estamos haciendo el currículum para quedar bien en Tinder, pero es que somos la leche… ¡Qué se le va a hacer! 😂

Desafíos que te van a hacer sudar (y no en plan bien 😏)  

Vale, hasta aquí todo suena muy guay: creatividad, apertura mental, adaptabilidad… Pero no nos vamos a hacer las suecas.

Estar con un cerebro multipotencial tiene momentos que te hacen sudar frío.
Y no hablamos de un «qué emoción, qué adrenalina», sino más bien de un «madre mía, a ver cómo gestionamos esta curva cerrada sin salir volando.»

Estos son algunos de los retos que vienen en el pack (sin opción de devolución):

Cambios de intereses constantes   

Hoy te cuentan entusiasmados que quieren montar una tienda de libros raros. Mañana, están investigando cómo ser diseñadores de videojuegos. Pasado, igual les da por estudiar criminología.

No es que estén perdidos, es que así funciona su cabeza.

Gestionarlo implica entender que el entusiasmo es necesario para nuestro bienestar pero por nuestra parte también tiene que haber una disposición a negociar para incluir a la otra persona en nuestros planes y en las decisiones. 

Necesidad real de espacio mental y físico

No es personal, no es que no te quiera. Es que necesita respirar a su ritmo, explorar a su manera, y perderse en sus proyectos paralelos sin tener que dar explicaciones cada cinco minutos.

Si no entiendes esto, el multipotencial puede sentir que su mundo se encoge… y no mola.

¡Ojo! Siempre respetando el bienestar de todos los lados… Tampoco confundamos el narcisismo y el «pasar» de tu pareja con la excusa de ser multipotencial. 

Sensibilidad al aburrimiento y a la rutina

Sí, una tarde de sofá y manta está muy bien. Pero si la vida en pareja se convierte en el Día de la Marmota versión «las mismas conversaciones, los mismos planes, el mismo menú», es probable que empiecen a sentir que la relación pesa más que ilusiona.

 La clave no es vivir en una película de acción constante, sino dejar espacio para la novedad (aunque sea en cosas pequeñas).

Y sinceramente, creemos que esta regla en concreto va para cualquiera que esté en pareja, ¿qué piensas?

Posible dificultad para planificar 

Hablar de «¿y en cinco años qué?» puede activar las alarmas internas de manera automática o siempre resulta cómoda para una persona multipotencial. No porque rechace el compromiso, sino porque imaginar un futuro cerrado, sin espacio para el cambio o la reinvención, puede sentirse como una trampa en lugar de una promesa.

Así que mejor hablar de planes de manera flexible, y no de escribir en piedra todo lo que queréis hacer. Pero, sobre todo, hablar.

Necesidad de evolucionar en pareja 

Una relación sana para alguien multipotencial es un espacio que permite la evolución.
Si sienten que tienen que ser siempre «la persona que eran cuando os conocisteis», algo dentro empezará a chirriar.

Eso no significa que tenga que haber reinvenciones constantes, ni que evolucionar sea un requisito. Pero sí que, si algo se mueve por dentro —una nueva inquietud, un cambio de rumbo, una necesidad diferente—, no haya que pedir permiso para existir de otra manera. Más bien se trata de ser sinceros y comunicar lo que nos pasa y hacia qué dirección vamos. 

Si quieres saber más sobre lo bueno, lo malo (y lo sorprendente) de las personas multipotenciales, no te pierdas este artículo.

Guía de supervivencia (y disfrute) en pareja  

Porque sí, puede que compartir la vida con una persona multi puede ser todo menos lineal…

Pero también es una aventura que merece muchísimo la pena si sabes cómo navegarla sin perder las ganas de reírte, construir y volver a elegirte cada día (aunque hoy haya cambiado tres veces de pasión).

Aquí no traemos reglas fijas ni guías universales.

Traemos una especie de kit para cerebros inquietos enamorados (y sus valientes acompañantes):

Fomentar la comunicación sin juicio

  • Si eres multipotencial: no des por hecho que tu pareja adivina que cambiar de rumbo no significa cambiar de sentimientos.
    Explícalo. Comparte tu proceso mental. Cuenta en qué punto estás.
  • Si convives con un multipotencial: escucha sin buscar lógica especialista detrás de cada cambio. A veces solo necesitan ser escuchados, no analizados.

Entender que el cambio es crecimiento 

  • Multi: no pidas perdón por evolucionar. Pero sí reconoce que tu evolución puede asustar si no la comunicas abiertamente. 
  • Pareja: no interpretes cada cambio como un «adiós» encubierto. Acompañar a alguien en movimiento es amar no solo quién es hoy, sino quien está en camino de ser mañana.

Crear espacio vital real

  • Multi: no te anules para encajar. Cuida tu necesidad de explorar, de pensar a solas, de tener proyectos propios. Busca espacio para las dos cosas, tiempo para introspección y tiempo para tu pareja… Término medio.
  • Pareja: no vivas los espacios individuales como un abandono. Son espacios que nutren a la persona que eliges amar, no muros que te excluyen.

Planificar… pero en modo flexible 

  • Multi: comparte tus planes, aunque no sean definitivos. No te encierres en el “ya veremos” eterno: hay formas de soñar en común sin hipotecar tu libertad. Estás compartiendo tu vida con otra persona, asúmelo y no seas cansino.
  • Pareja: no exijas decisiones inamovibles, pero sí compromiso (¡y respeto! No tendría que hacer falta decirlo, pero por si acaso). Apostar por alguien multipotencial es elegir caminar sabiendo que el paisaje puede cambiar, pero el viaje juntos sigue valiendo la pena.

Celebrar la variedad 

  • Multi: valida que tu curiosidad, tu cambio de intereses y tu mente en expansión son cualidades positivas, no defectos que tienes que esconder. También respeta que otras personas pueden encontrarlos algo abrumadores, dosifica. 
  • Pareja: admira esa variedad en lugar de temerla. Cada etapa, cada nuevo interés, cada locura pasajera puede ser otra forma de conocerse mejor… si sabes verlo sin miedo. Y si te agobias, tú también mereces tu espacio y tu calma. Háblalo y llegad a un acuerdo. 

No se trata de aguantar, ni de adaptarse a la fuerza.
Se trata de ajustar ritmos. De crecer a distintas velocidades y encontrar formas de seguir compartiendo camino.

Para ir terminando  

Si algo tenemos claro en The Octopus Job es que la estabilidad tradicional no es precisamente la característica principal de las personas multipotenciales.

Eso no significa que no podamos construir relaciones sólidas, pero deberán ser  flexibles, adaptativas, y con mucha comunicación. 

Cuando una persona multipotencial se enamora, no busca alguien que la ate, sino alguien que entienda que el movimiento no es una amenaza: es su forma natural de estar viva.

Y cuando una pareja lo comprende (y además lo celebra), ahí ocurre algo potente: la relación no se rompe con los cambios, crece con ellos.

Porque en las relaciones donde hay espacio para ser muchas versiones de uno mismo, no solo se ama lo que la otra persona es. Se ama todo lo que todavía está por llegar.

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