— ¿Y tú a qué te dedicas?
— …
— ¿Hola?
— Perdona, es que me estaba replanteando toda mi existencia.
Esa pregunta, tan inocente y tan pequeña, es capaz de provocar un microinfarto multipotencial. Porque si haces muchas cosas, te interesan veinte más y cada año te reinventas un poco, explicarte puede ser como intentar resumir la enciclopedia Espasa.
Y claro, no quieres sonar dispersa. Ni caótica. Ni como si hubieras elegido tus trabajos con los ojos vendados y una ruleta de feria.
Pero tampoco quieres fingir que eres la persona que hace solo una cosa y la hace desde siempre con total vocación y claridad de propósito. Porque eso, sinceramente, sería mentir.
Este artículo no va a decirte que elijas un nicho.
Lo que vamos a hacer aquí es ayudarte a trabajar tu marca personal. Una que no te apriete, no te limite y no te obligue a esconder ninguna de tus facetas.
Porque sí, se puede tener una marca personal sin tener una sola vocación.
Y te explicamos cómo empezar a construirla.
¿Qué es una marca personal?
Vamos a dejar algo claro desde el principio:
Tener una marca personal no es convertirte en un producto. No es solo tu logo o los colores que usas en Instagram.
Es mucho más profundo: es cómo te posicionas, qué mensaje transmites y qué huella dejas en las personas que te conocen (o que te descubren por primera vez).
Es tu carta de presentación profesional, pero en vez de ser un simple currículum, es todo lo que haces, dices y compartes para que otros entiendan quién eres y por qué deberían trabajar contigo.
Para que nos entendamos, tu marca personal se apoya en dos patas fundamentales:
- Reputación: Es lo que haces, pero sobre todo cómo lo haces. Lo que la gente dice de ti cuando tú no estás. La sensación que dejas después de una colaboración.
- Visibilidad: Dónde estás, qué compartes, cómo te presentas. No se trata de estar en todas partes, sino de que tu presencia tenga sentido con lo que eres (y con lo que quieres que llegue a ti).
Si eres multipotencial, tu marca personal no puede ser rígida. Debe permitir que tus intereses cambien y que el conjunto siga teniendo lógica aunque no sea lineal.
¿Por qué es importante para personas multipotenciales?
Si cada vez que alguien te pregunta “¿a qué te dedicas?” entras en modo salvapantallas, necesitas una marca personal que te quite trabajo, no que te dé más.
No vas a dejar de cambiar. Asúmelo. Hoy haces diseño web, mañana das un taller de escritura y la semana que viene te planteas estudiar criminología por culpa de una serie. Y todo eso es válido y tuyo.
La clave está en no tener que empezar de cero cada vez que te da por algo nuevo.
Cuando construyes tu marca desde lo que te define (y no desde lo que haces puntualmente), puedes moverte sin tener que desmontar el chiringuito entero cada vez.
Tu marca personal te ayuda a:
- No parecer un perfil falso que se ha inventado la experiencia en cinco sectores.
- Ahorrarte el drama de “¿me abro otro perfil de Instagram solo para esto?”
- Evitar ese impulso de borrar LinkedIn y mudarte al bosque a criar cabras solo porque has cambiado de interés.
Cómo crear tu marca personal sin sentir que te estás encasillando
Vale, ya hemos dejado claro que tu marca personal no tiene porque encorsetarte. Ahora toca construirla. Pero vamos a hacerlo bien: con estrategia y con cabeza (o lo intentamos, al menos).
Empieza por ti, no por el logo
Antes de elegir tipografía, colores o el nombre que va en tu bio, toca hacer lo que más miedo da: mirar hacia dentro (pero sin drama).
Hazte estas preguntas y no las contestes como si te estuvieras presentando a una entrevista de trabajo:
- ¿Qué temas te hacen perder la noción del tiempo?
- ¿Qué tipo de proyectos te hacen decir “esto lo haría gratis” (aunque no deberías)?
- ¿Qué valores se repiten en lo que haces, aunque cambies de formato cada dos meses?
Si no tienes las respuestas claras, es completamente normal.
Por eso creamos el ebook (No) Me Da la Vida: porque a veces el primer paso no es “posicionarte”, sino descubrir qué narices quieres hacer.
La clave está en identificar lo que te mueve de verdad, no lo que crees que “deberías estar haciendo para ser coherente” (una o mil cosas).
Crea un mapa, no una etiqueta
Tu marca no tiene por qué resumirse en un titular de cinco palabras con comas.
Hazte un mapa:
- Tus intereses.
- Tus habilidades.
- Las conexiones entre ellos (aunque parezcan absurdas al principio).
Aquí no buscamos una especialización, sino un ecosistema donde todas tus intereses puedan convivir sin pegarse codazos.
Y así, paso a paso, vas construyendo una narrativa que tiene sentido porque tú se lo das.
No porque encaje en el molde de “especialista en…”
¿No sabes por dónde empezar? Descárgate gratis Ikigai para multipotenciales y te lo explicamos paso a paso.
Usa palabras que te representen
Vamos a sincerarnos: decir que eres “consultora creativa de soluciones integrales para entornos innovadores” es como no decir nada. Y decir que eres “una persona curiosa que hace muchas cosas” tampoco ayuda.
Necesitas títulos que digan algo real de ti, sin caer en el postureo. No tienen que sonar a departamento de marketing. Solo tienen que sonar a ti.
La idea no es impresionar, es generar curiosidad y dar pie a que te pregunten “¿y eso qué significa?”. Ahí es donde empieza tu historia.
Y muy importante:
- No te pongas la capa de “experta en todo”
- Pero tampoco la camiseta de “todavía no soy nadie”.
Estás en construcción, sí. Pero ya tienes mucho que ofrecer.
Tu estilo también comunica
Tu marca personal no es solo lo que dices, sino cómo lo dices y cómo lo muestras.
No hace falta que tu web parezca diseñada por un arquitecto escandinavo ni que tus redes estén milimetradas.
Solo tienen que parecer tuyas.
¿Eres caótica y brillante? Que se note.
¿Eres organizada, directa y cero drama? Que se vea en los textos y en los colores.
¿Tienes varias facetas? Crea secciones distintas bajo un mismo paraguas.
Tu marca personal tiene que tener la flexibilidad suficiente para seguirte el ritmo cuando cambias… sin que cada giro implique desmontarlo todo.
No busques perfección. Busca autenticidad con estructura.
Y ahí ya tienes medio camino hecho.
Un ejemplo real de marca personal
Ana Albiol es uno de esos ejemplos super claros de que se puede tener un camino coherente con quién eres, aunque ese camino cambie de dirección.
Empezó como maquilladora profesional, y no una cualquiera: se hizo conocida en YouTube por su manera directa, cercana y auténtica de enseñar. No solo mostraba cómo maquillarse, también compartía reflexiones personales, lo que la conectó muy fuerte con su comunidad.
Esa conexión fue la base de su marca personal: una mezcla de belleza, honestidad brutal y muchas ganas de vivir con propósito.
Pero un día Ana se dio cuenta de que ya no quería seguir en el mundo del maquillaje. Lo dejó todo y se lanzó a formarse como coach y en PNL. Y aunque muchos pensaron que estaba “tirando su carrera por la borda”, ella siguió su instinto.
Empezó a acompañar a otras personas en sus propios procesos de cambio, a escribir, y a compartir una visión mucho más profunda de la vida.
Todo eso, manteniendo sus RRSS, y sin empezar de cero.
Ahora es autora de V.I.D.A. de un culo inquieto y A muerte con la V.I.D.A., dos libros donde habla de su viaje y las herramientas que le han servido para vivir con más sentido.
Su historia demuestra que una marca personal fuerte no va de especializarse en una sola cosa, sino de ser coherente contigo misma, crecer delante de tu comunidad y atreverte a mostrar quién eres en cada etapa del camino.
Preguntas que deberías poder responder
Conviene que te pares un momento a pensar en estas preguntas. No para encasillarte, sino para no hacerte un lío tú cada vez que te toca presentarte.
Te las dejamos sin música de meditación ni cuaderno de autoayuda, pero con cariño:
¿Qué me interesa ahora mismo?
No “qué harás dentro de 10 años”.
Ahora. Hoy. Este mes. ¿Qué te llama la atención? ¿Qué te apetece explorar o compartir?
¿Cómo puedo conectar esto con algo que ya he hecho?
No tires a la basura todo tu recorrido porque has cambiado de enfoque.
Busca los puntos de conexión: ¿qué habilidades se repiten? ¿Qué aprendizajes se mantienen?
¿Qué me gustaría que la gente recordara de mí?
¿Tu enfoque? ¿Tu manera de explicar lo difícil? ¿Tu energía?
Si no lo defines tú, lo van a inventar otros. Y ahí empieza el caos de verdad.
¿Qué quiero que me pregunten cuando vean mi bio o perfil?
O lo que es lo mismo: ¿qué conversación te gustaría abrir?
No necesitas una identidad profesional para toda la vida.
Necesitas respuestas que te ayuden a presentarte de manera directa.
Y si ahora no las tienes todas… tranqui: puedes empezar con las que sí. El resto se irá afinando poco a poco por el camino.
Para ir terminando: No elijas, encuadra
Aquí no venimos a hacerte elegir entre tus pasiones, ni a que escojas una identidad profesional definitiva como si fueras a tatuártela en la frente.
No tienes que elegir. Solo tienes que encuadrar.
Dar contexto. Crear una narrativa. Hacer que tu multipotencialidad tenga estructura.
Una buena marca personal no te pone una camisa de fuerza, sino que te permite moverte con libertad sin tener que explicar tu vida desde cero cada vez que cambias de idea.
