7 cosas raras que hace la gente multipotencial (que en realidad son normales)

Cosas raras de las personas multipotenciales

Hay cosas extrañas que hace la peña y luego están las cosas raras que hace la gente multipotencial (bueno, que hacemos), que puede que a simple vista no tengan sentido:

Nos obsesionamos con la historia del origami japonés durante tres semanas y luego no volvemos a doblar ni una servilleta.  Tenemos cinco cuadernos distintos para anotar ideas, y aún así escribimos en el ticket del súper. Y si alguien nos pregunta “¿a qué te dedicas?”… microinfarto.

Lo sabemos: desde fuera parece que no estamos muy allá. Desde dentro, es lo más normal del mundo. Porque para una mente que funciona en modo exploración permanente, lo “raro” es estarse quieta.

En este artículo te traemos 7 cosas que pueden parecer raras para los demás, pero que para nosotros son pura rutina multipotencial. Para que las reconozcas, las celebres, y si alguien te vuelve a decir “¿pero tú por qué eres así?”, le puedas responder con calma:

Porque sí. Y porque mola.

Vamos al lío.

1. Obsesionarse con un tema y después… si te he visto, no me acuerdo

Un día descubres un vídeo sobre fermentación natural y decides que vas a hacer tu propio kéfir, kimchi y hasta kombucha con sabor a mandarina y anís estrellado. Te compras libros, ves tutoriales, abres un tablero de Pinterest y empiezas a hablar de bacterias buenas como si fueras microbióloga titulada.

Dos semanas después, el tarro sigue en la encimera, mirándote con pena y burbujas sospechosas.

💡No es que seas inconstante. Es que tu forma de aprender es por exploración intensiva, no por oposiciones.

Los multipotenciales no necesitamos llegar al final para haber aprovechado el viaje. Nos basta con sumergirnos, empaparnos lo justo, aprender… y ¡a otra cosa, mariposa!

Y sí, puede que ahora el kimchi esté criando moho, pero la emoción del descubrimiento sigue viva.

¿Te suena esto con la papiroflexia? ¿La caligrafía? ¿El griego clásico?

2. Tener intereses que no tienen nada que ver entre sí 

Hay gente que tiene un hobby. Tú tienes un ecosistema.

Un día te pasas la tarde dibujando en Procreate y al siguiente decides que quieres aprender a identificar constelaciones, hacer cerámica japonesa o crear un podcast sobre ciencia y series de los 90.

Desde fuera puede parecer que estás jugando a los dados con tus pasiones. Desde dentro, todo tiene sentido.

💡Tu cerebro funciona de forma arbórea, creando conexiones “inesperadas”, y cada nueva obsesión alimenta a la siguiente.

No necesitas que todo encaje en un Excel cuadriculado. Y eso no solo está bien: es lo que hace únicas a las personas multipotenciales. 

¿Raro? Puede. ¿Increíblemente tú? Sin duda, también.

3. Entrar en pánico cuando todo es demasiado estable

La mayoría de la gente suspira por una vida tranquila y predecible.
Tú, en cambio, cuando todo está demasiado en orden e inmutable empiezas con los sudores fríos.

El trabajo está bien, la rutina fluye, los horarios se cumplen… pero tú te sorprendes mirando cursos de apicultura, másteres de diseño  o escapadas a monasterios tibetanos. No porque estés mal, sino porque tu cerebro necesita algo de movimiento como otros necesitan cafeína.

El problema no es la estabilidad.

💡El problema es la sensación de que no puedes cambiar, explorar, hacer algo distinto solo porque «todo va bien».

Irte no siempre significa huir. A veces es evolucionar. La multipotencialidad tiene eso: que si no le das aire, se te queda pequeña la vida.

Así que si alguna vez te ha dado por romper lo que funciona, tranqui: quizá no era sabotaje. Era crecimiento.

4. Tener mil cuadernos (o apps) según el tipo de idea

Uno para ideas de negocio. Otro para frases que se te ocurren a las 2 de la mañana. Otro para sueños raros e inspiradores que merece la pena recordar. Y otro más para proyectos que aún no existen, pero que seguro que algún día cambiarán el mundo.

Desde fuera parece que estás montando una papelería clandestina. Desde dentro: cada libreta tiene su universo, su función, su tono y hasta su tipo de boli ideal.
Y no lo toques, que se desconfigura.

¿Y si eres más digital? Entonces tienes Notion, Trello, Google Keep, Notas del móvil y un par de documentos de Drive llamados “NO BORRAR 2.0”.

💡No es desorden, es sistema. Un sistema que solo tú entiendes, pero te funciona.

Como las madrigueras de los topos o los archivos de Mulder: aparentemente caótico, pero lleno de lógica interna.

¿Raro? Sí.
¿Genial? También.
¿Multipotencial? Confirmado.

5. Acumular materiales “por si acaso” 

No es diógenes, es visión de futuro.

Que sí, que ese rollo de tela de lentejuelas, los pinceles secos, la tabla de skate y los botes de pintura fluorescente no se usan desde 2018, pero tú sabes que algún día los vas a necesitar para algo.

Tu entorno te dice que te deshagas de “cosas raras que la gente normal tiraría sin mirar”.
Pero tú ves en ellas el germen de un proyecto aún no nacido (o por continuar).

Y claro que tienes un cajón lleno de cables antiguos, otro con botones de colores, y una carpeta con ideas de startups que no has contado a nadie.

💡No es caos: es una incubadora creativa.

El multipotencial vive en el “por si acaso”, porque su mente siempre va un paso por delante del presente. Así que sí, quizás no hagas scrapbooking esta semana. Pero cuando llegue el momento, estarás ready.

6. Entusiasmarse hasta el extremo con algo que has descubierto hace 3 días 

Un día normal alguien menciona de pasada los vitrales medievales.

Y tú, que hace 72 horas pensabas que “vitral” era una palabra inventada, te lanzas a investigar con todo lujo de detalles cómo se hacían, qué pigmentos usaban y cómo se simbolizaban los pecados capitales en los rosetones de Chartres.

¿Eres experto? No.
¿Estás viviendo ese tema como si fuera tu tesis doctoral? Absolutamente.

💡Te damos la bienvenida a la adicción a la curva de aprendizaje.

Intensidad desmedida + fascinación total + capacidad de absorber datos como una aspiradora.

Desde el punto de vista de los demás puede parecer impostura, pero no lo es. Es una forma real de aprender: sumergirte sin miedo, conectar puntos, y contarlo como si llevaras años en ello.

Y sí, puede que la semana que viene ya estés explicando cómo hacer queso vegano en casa, pero eso no invalida la pasión ni la precisión con la que hablaste del anterior asunto.

Esto no va de dominar un solo tema. Va de disfrutar del aprendizaje como quien se zampa una saga entera de ciencia ficción en dos noches.

7. Tener grupos de amigos completamente distintos  

Tus amistades son como tus intereses: variadas, inesperadas y difícilmente combinables sin una explicación previa de tres minutos.

El grupo de gente con el que haces rutas por volcanes no tiene nada que ver con el que conociste en aquel taller de teatro político. Y menos todavía con el de exalumnos del curso de cata de vinos. 

¿Lo mejor? Que a ti todo eso te parece lo más normal del mundo.

💡Cada grupo de amigos activa una versión distinta de ti, y todas son igual de reales.

No necesitas fusionarlos. No necesitas un crossover de tu vida social.

Los demás lo ven raro. Tú lo ves lógico (y te encanta).

Lo raro es no ser raro 

Hay cosas extrañas que hace la gente. 

Y luego estás tú, que no solo las haces: las sistematizas, las etiquetas y hasta las conviertes en parte de tu personalidad. Eso, querido multi, es tu manera particular de existir, de aprender y de emocionarte.

Cada manía, cada “fase”, cada acumulación de apps, libros o materiales cuenta una historia sobre lo mucho que te gusta explorar el mundo desde diferentes ángulos.

¿Te han dicho que no te centras?, ¿que cambias demasiado?, ¿que no se te puede seguir el ritmo? Perfecto. Porque el mundo, quizá, necesita menos gente predecible y más mentes curiosas que piensen diferente.

Y si alguna vez te entran las dudas o crees que estás solo/a en esto… ya sabes dónde encontrarnos. Aquí celebramos lo raro como lo que es: simplemente, otra forma de ser humana.

Más lecturas frescas para mentes curiosas como la tuya...

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