Tienes salud. Tienes trabajo. Tienes un termo bonito y una planta medio viva. En resumen: no te falta de nada y aún así te despiertas con esa sensación de “¿para qué todo esto?”.
Si te suena familiar, compi multipotencial, es probable que estés atravesando una crisis existencial. Y no, no es raro. Tampoco dramático. Solo estás empezando a hacerte preguntas importantes (aunque duelan un poco al principio).
Porque cuando llevas años intentando encajar, sosteniendo mil máscaras y apagando partes de ti para parecer más “normal”, llega un momento en el que algo hace crack.
Puede que sea un martes cualquiera. Puede que te pille viendo una serie o leyendo un comentario de LinkedIn. Pero ahí está: ese agujero negro que te absorbe las ganas y te deja preguntándote si estás en el camino correcto o si hay camino si quiera.
Este artículo no pretende darte “la respuesta definitiva” ni decirte que todo se arregla con dos meditaciones. Pero sí quiere acompañarte en esta rayada vital, desmontar un par de mitos, darte herramientas útiles y, sobre todo, recordarte que somos más en este proceso y que lo estás haciendo mejor de lo que crees.
¿Por qué las personas multipotenciales tendemos a la crisis existencial?
Porque pasarte la vida intentando encajar en casillas hechas para gente con una sola pasión agota.
Hablamos de ese desgaste que se va acumulando tras años de sentir que tienes que elegir, centrarte, especializarte, comerte las uñas y hacerte un perfil en LinkedIn que no parezca el catálogo del bazar de tu barrio.
Además, hay un cóctel explosivo que solo entiende quien tiene más ideas horas en el día:
- “Con todo lo que valgo… ¿por qué no estoy más lejos?”
- “He probado de todo, pero sigo sin saber quién soy.”
- “Nada está mal, pero me siento vacía.”
- “¿Y si ya es tarde para reinventarme?” (Te dejamos este artículo para que veas que no)
Y así, entre expectativas ajenas, autoexigencia, y la sensación de no haber llegado a nada, la crisis existencial multipotencial llega puntual a la cita de los 30 y pico. Y viene con dudas, insomnio y una ensalada mental que ni te cuento.
¿Te suena? Pues vamos bien. La incomodidad también es una señal de que algo quiere cambiar.
Mitos que tienes que tirar a la basura
Es hora de desterrar esos mandatos sociales que nos impiden abrazar nuestro verdadero potencial y empezar a construir una vida que se parezca más a nosotros mismos que a las expectativas de los demás.
1. Tienes que encontrar tu propósito verdadero
¿Y si no tengo uno? ¿Y si tengo varios y los voy desarrollando? El mito del propósito único, redondo y luminoso como una PokeBall es uno de los mayores generadores de crisis existenciales en multipotenciales.
Tú no necesitas UNA cosa. Necesitas espacio para todas tus cosas. Porque se puede vivir sin “una única gran pasión”, y no pasa nada.
2. Si eres tan guay, ¿por qué no estás triunfando?
Este clásico viene con banda sonora de juicio interno, pero el éxito no es una línea recta, ni se mide solo en followers, facturación o si tu madre entiende a qué te dedicas.
Estás creando tu camino, aunque no tenga nombre en InfoJobs. Eso también es éxito.
No hay mayor peso para un ser humano que un gran potencial.
– Charles M. Schulz
3.Ya no estás en edad de…
¿De qué? ¿De cambiar de trabajo? ¿De apuntarte a un curso de cerámica japonesa? ¿De montar un podcast?
El edadismo es tan real como rancio. La multipotencialidad no caduca. Lo que caduca es la paciencia de seguir cumpliendo expectativas que no te representan.
¿Qué puedes hacer si estás en plena crisis existencial (aparte de comerte una tableta de chocolate)?
La vida no siempre es un camino recto. Hay momentos en los que nos detenemos, miramos alrededor y sentimos que hemos perdido el rumbo. Es un pozo profundo de dudas, y de la incómoda sensación de que nada tiene sentido. Esta es la crisis existencial, una etapa que, aunque dolorosa, es también una oportunidad para la transformación.
Aquí tienes algunas herramientas prácticas para navegar este proceso y empezar a construir algo nuevo en medio del caos, porque el chocolate es bueno, pero no es la única respuesta:
Pide ayuda profesional (en serio)
Lo primero y más importante: no intentes hacerle ghosting a tu salud mental. Si la angustia no se va con memes y helado, no es una “mala racha”. Es señal de que toca mirar hacia dentro… pero no por tu cuenta.
Una profesional de la salud mental puede ayudarte a desenredar ese nudo sin que acabes buscando tu propósito en los horóscopos de TikTok.
Deja de buscar “la gran pasión” y empieza a seguir las pequeñas pistas
Quizá no tienes una misión vital escrita en piedra, pero seguro que hay cosas que te encienden por dentro (aunque sea durante un tiempo).
Haz una lista sin filtro de lo que te genera curiosidad, alegría o paz. No tienen que tener sentido.
Recupera lo que te hacía feliz antes de que llegaras al modo automático
Ese hobby que te encantaba, ese proyecto inacabado, ese libro que empezaste tres veces… vuelve ahí. No por productividad, sino por reconexión.
A veces lo que necesitas no es reinventarte, sino volver a ti.
Rodéate de personas que no te miren raro
Una crisis existencial se vuelve más jodida cuando encima tienes que explicarla con PowerPoint.
Busca espacios seguros. Gente que entienda lo que es estar más perdida que un pulpo en un garaje y aún así tener ganas de hacer cosas.
Pista: en The Octopus Job hay un montón de pulpos como tú.
Acepta que estar en crisis también es parte del camino
Estás creciendo. Y crecer duele, incomoda, pica y a veces da por saco. Pero también es la antesala de algo nuevo. Algo más tuyo.
La metamorfosis es incómoda, pero las alas que vienen después lo compensan.
Herramientas prácticas para salir del túnel
Vale, ya hemos llorado un poquito, cuestionado la existencia y tenido ganas de meternos en una madriguera. Pero aquí hemos venido a jugar, así que si estás en plena crisis existencial, aquí van algunas herramientas realistas (y multipotencialmente aprobadas) para empezar a tirar del hilo sin arrancarte un tentáculo en el proceso:
Escribe, aunque sea en servilletas
No hace falta que abras un blog ni publiques tus pensamientos en Substack. Solo coge papel y boli (o la app de notas, no vamos a juzgar) y vomita lo que llevas dentro: miedos, frustraciones, “qué coño me pasa”, y “quiero irme a vivir a una cabaña en el bosque”.
Puedes probar con diarios, listas, mapas mentales o incluso conversaciones contigo misma. Ponerlo fuera ayuda a verlo desde otro ángulo.
Haz un inventario de lo que sí está funcionando
Cuando estamos en modo drama queen, todo parece un desastre. Pero no todo es ruina, amigui. Hay cosas que sí están funcionando, aunque sean pequeñas: la colega que te escucha, ese proyecto que te emociona, tu habilidad para aprender cosas nuevas sin que nadie te las enseñe.
Haz una lista de tus logros materiales y emocionales. Eso también eres tú. Y reconocerlo puede ser el ancla que necesitas para no naufragar del todo.
Reescribe tu narrativa
No, no has perdido el tiempo.
No, no estás demasiado mayor para reinventarte.
Y no, no eres un fracaso con patas por no tener una vida de revista.
Quizá lo que te pasa es que estás leyendo tu historia con la voz equivocada. Cambia el narrador.
Pásate a uno que diga cosas como:
– “Has vivido mucho y aprendido más.”
– “Has probado caminos que otros ni se atreven a mirar.”
– “Eres complejo, y eso no es un fallo: es tu motor.”
Porque a veces no hay que cambiar de vida, sino de perspectiva.
El edadismo y el éxito: otra trampa que no necesitamos
Hay una vocecita (social, interna, institucional, heredada de revistas de los 90) que dice que a cierta edad ya deberías tener “la vida resuelta”. Casa, pareja estable, trabajo fijo, plan de pensiones y un ficus que todavía no se ha muerto.
Pero, si eres multipotencial y estás en plena crisis existencial, ese checklist solo te da ganas de meterte debajo del edredón y no salir.
Porque resulta que tener 40 (o 60 o los que sean) y estar empezando otra cosa no es un fracaso. Es una vida en proceso.
Y cambiar de rumbo a los 35 no es una crisis, es una adaptación lógica a un mundo que cambia más rápido que los términos y condiciones de Instagram.
No vinimos aquí a ser lineales ni predecibles, sino a explorar, mezclar, equivocarnos, recomenzar. Y eso no caduca por cumplir años.
De hecho, a medida que acumulas edad, también acumulas recursos, experiencias, habilidades transferibles y cero ganas de aguantar tonterías. Lo cual es oro puro para cualquier reinvención.
Así que, la próxima vez que pienses que “ya es tarde para empezar”, recuerda: no somos yogures, no tenemos fecha de caducidad.
Hemos buscado un vídeo de algún experto hablando de este tema, pero como eran casi todos unos cantamañanas, te dejamos musiquita y así al menos te motivas 😂.
Estás en proceso de reencuentro
Una crisis existencial puede parecer el fin del mundo, pero muchas veces es solo el principio de algo mucho más auténtico.
Si sientes que no encajas, que te estás reinventando por enésima vez o que no tienes claro cuál es tu sitio, tranquilidad.
Como buena mente multipotencial, lo tuyo no es el camino recto y no necesitas tenerlo todo claro. Solo necesitas empezar a escucharte y permitirte redibujar el mapa.
Y si no sabes por dónde empezar, te lo ponemos un poquito más fácil:
👉Descárgate gratis nuestra guía «Ikigai para multipotenciales» y empieza a reconectar con lo que te mueve.
Nos vemos entre ideas, cambios y descubrimientos.
Y si hace falta, con un cafelito.

