Rompe las reglas de la productividad: Un enfoque para multipotenciales

cuestiona la idea de productividad

¿Quién ha conseguido convencer a tanta gente, multipotenciales incluidos, de que una persona es más válida cuanto más productiva sea en su día a día?

(Probablemente el mismo que nos convenció de que ir todo el día «apagando fuegos» es sinónimo de éxito y reconocimiento social. 😅)

Si has llegado aquí buscando nuevos trucos y hacks para exprimir tu tiempo y hacer más con menos, no los encontrarás en este artículo, sorry.

En su lugar te ofrecemos una perspectiva más comprensiva y alternativa sobre la productividad, tratando de adaptarla a aquellos de nosotros que somos multipotenciales y no logramos amoldarnos al modelo tradicional.

¿Encajas como multipotencial en el sistema productivo actual?

Ser productivo significa lograr hacer más con menos esfuerzo, tiempo o dinero. Y el tiempo, nuestras 24 horas al día, es lo que todos tenemos en común. Así que, para la mayoría, ser productivo se resume en exprimir al máximo cada minuto.

Para una persona multipotencial, medir la productividad con los mismos estándares que se aplican a un especialista es ineficaz y desmotivador. Es como intentar encajar una llave cuadrada en una cerradura redonda. 

Cuando buscamos un sistema de productividad para organizar nuestros proyectos, no encontramos nada diseñado para personas con múltiples intereses.

La mayoría de métodos insisten en centrarse en un solo proyecto hasta terminarlo, sin trabajar en demasiadas cosas al mismo tiempo o teniendo una sola opción para toda la vida. El sistema tradicional de trabajo de 8 horas diarias está pensado para quienes centran su energía en un solo campo.

Pero, ¿qué pasa si tienes dos, tres (o más) proyectos que cambian a lo largo del día, las semanas o el año?

En lugar de intentar exprimir cada minuto para maximizar la eficiencia en una sola área, los multipotenciales debemos crear nuestro propio sistema de medida, valorar nuestras capacidades y medir nuestros esfuerzos para cuidar nuestras energías. 

1. Cambia el chip y crea tus propias métricas de productividad

Puedes (y debes) crear tu propia medida de lo que significa un tiempo bien vivido según tus valores.

Ser productivo no es únicamente «empezar y acabar cosas». Ser productivo debería consistir en lograr tus objetivos, sean cuales sean. Entonces, lo verdaderamente rompedor es cambiar tus objetivos de productividad.

¿Y si en lugar de medirla por la cantidad de tareas completadas añadieras otros parámetros y puntos de vista?

Aquí tienes algunos ejemplos de objetivos alternativos de productividad:

  • Descansar: Date permiso para no hacer nada (na-da) relacionado con el trabajo, familia, ocio, etc de vez en cuando… sin sentir culpa por ello.
  • Probar un enfoque nuevo: Si siempre sigues una rutina, rompe ese ciclo de vez en cuando y prueba algo nuevo o creativo.
  • Conectar con los demás: Fortalece tus relaciones personales, pasa tiempo con amigos o familiares o realiza actos de bondad.
  • Disfrutar de un hobby olvidado: Recupera esa pasión que has dejado de lado y dedica 20 minutos a algo que realmente disfrutes sin la presión de ser productivo.
  • Buscar inspiración: Explora cosas que te inspiren y permite que nuevas ideas alimenten tu creatividad sin presión.
  • Explorar un nuevo interés: Aprende algo nuevo sin convertirlo en una obligación.
  • Improvisar: Practica el ser menos perfeccionista en alguno de tus proyectos o tareas, improvisa y adáptate a lo que surja.

Redefinir la productividad implica valorar estos pequeños logros y placeres, reconociendo que un tiempo bien vivido es tan valioso, si no más, que cualquier métrica tradicional de productividad.

2. Asume que no puedes con todo (o por qué priorizar es innegociable)

¿Te imaginas por fin un libro de autoayuda con un rótulo en grande que diga “No puedes con todo lo que te propongas”? 😅

Piénsalo, la mayoría de días y semanas no logramos todo lo que queremos hacer. ¡Y no pasa nada!

Aceptar nuestras limitaciones y planificar en consecuencia es crucial para una vida más equilibrada y menos agobiante. Priorizar no solo es inevitable, también es liberador cuando lo hacemos de manera consciente y con consideración hacia nosotros mismos.

Pero, ¿cómo empiezas a priorizar tu tiempo de forma realista?

Por cuestión de tiempo, solo podrás elegir una o dos actividades opcionales de una lista parecida a esta:

  • Trabajo diario (como multipotencial, puede que tengas varios proyectos)
  • Tareas del hogar/administración de la vida
  • Ejercicio físico
  • Vida familiar y cuidados
  • Vida social, cultural y amigos.
  • Proyectos personales (de nuevo, quizá tienes varios).
  • Voluntariados, asociaciones, clubes
  • Descanso
  • Etc

Algunos elementos de tu lista no son opcionales: o no tienes elección o bien son tus máximas prioridades. Después de atenderlos, solo tendrás tiempo para elegir una o dos categorías opcionales cada día o cada semana. 

¿Y si aceptaras ese hecho y planificaras tu tiempo de forma realista? ¿Y si utilizaras los días de descanso o el tiempo de ejercicio para desconectar sin preocuparte por ser improductivo?

Ahí es donde tu vida y tu relación con la productividad empiezan a cambiar.

3. Elige proyectos que te aporten equilibrio

Trabajar en múltiples proyectos es más fácil si logras la combinación adecuada. 

  • Si tienes demasiados proyectos que requieren el mismo conjunto de habilidades, la falta de novedad y el exceso podrían llevarte al agotamiento. Hemos pasado por esto y es serio. Por ejemplo, imagina que casi todo lo que haces involucra trabajo intelectual basado en la creatividad, desde tu trabajo remunerado hasta tus proyectos personales y artísticos. Si esto te sucede, asume que a veces tendrás que soltar algo, tomarte un descanso y sumergirte en otras áreas para no acabar quemado/a.
  • Si tienes demasiados proyectos diversos o radicalmente distintos, podrías caer en el multitasking. Cambiar entre actividades tan diferentes puede hacerte perder foco y concentración. Los investigadores lo llaman «residuo de atención»: necesitamos dejar de pensar en una tarea para poder rendir bien en otra.

¿La solución? 

Una buena idea es encontrar un «proyecto paraguas» que te permita emplear una diversidad de habilidades o combinar varios intereses sin fragmentar tus esfuerzos en múltiples proyectos diferentes. 

Al concentrar tus esfuerzos en un proyecto que abarque diversas áreas de interés, puedes evitar la dispersión mental y el agotamiento, logrando un equilibrio más saludable y sostenible.

Este enfoque no solo optimiza la utilización de tus capacidades, sino que también facilita la gestión de tu tiempo y energía. 

4. Trabaja de forma inteligente, no más duro

La creencia de que debemos darlo todo al máximo siempre puede llevarnos al agotamiento. En lugar de obsesionarnos con la perfección, es más útil enfocarnos en la sostenibilidad y el equilibrio. Si lo priorizas, verás cómo el progreso en tus objetivos fluye hacia adelante.

– Dosifica tu energía dando solo el 80%

Trabajar al 80% de tu capacidad diaria es una estrategia inteligente para evitar el agotamiento y mantener lo que haces sostenible a largo plazo. Hay que aprender cuándo parar.

Imagina que eres un corredor de maratones: entrenar al 100% todos los días te agotará rápidamente, frenando tu progreso. Lo mismo ocurre si eres un desarrollador de software: trabajar al 100% constantemente puede llevar a fatiga mental, errores y menor calidad.

Se entiende la idea, ¿verdad?

– Sé flexible. Si la vida te da limones, haz limonada

El enfoque de poner el máximo empeño en todo es un billete en primera clase hacia pensamientos poco prácticos como la creencia del “todo o nada” (como no puedo hacerlo todo/ahora/perfecto, ¿para qué intentarlo?). 

Es importante adaptarse y hacer lo que se pueda dadas las circunstancias del día a día. Hacer una versión más corta o más fácil de una tarea no significa que hayas fracasado. Es una pequeña victoria. Adáptate y sé flexible. Celebra esos pequeños logros y sigue avanzando.

5. Plantéate objetivos pero céntrate en el proceso

Uno de los errores más comunes al establecer objetivos es asociar un resultado a una cantidad de tiempo específica. 

Para personas con múltiples intereses y proyectos, esto puede ser especialmente difícil porque predecir cuánto tiempo llevará alcanzar una meta requiere mucha experiencia y flexibilidad. Ahora imagina hacerlo con varios objetivos o proyectos a la vez, ¡qué locura!

Obsesionarse con un resultado específico en un tiempo determinado puede distraerte del proceso y de lo que puedes controlar: tu esfuerzo y dedicación. Este enfoque puede ser frustrante, bloquearte y limitar tus logros, especialmente con múltiples proyectos en juego.

Lo más inteligente es centrarte en las pequeñas tareas diarias necesarias para avanzar en tus objetivos. Haz lo mejor que puedas cada día, y el objetivo comenzará a materializarse poco a poco. Al liberarte de expectativas rígidas y plazos estrictos, puedes mantener tu curiosidad y ver hasta dónde te lleva tu empeño.

6. Ser constante es mejor que ser hiperproductivo

Trata tus intereses como un jardín que cuidas a diario. 

Invertir demasiada energía de golpe en cada uno de tus proyectos es como regar un jardín en exceso un día y olvidarte de él durante dos semanas. Ningún objetivo se logra así.

Ser constante no significa perfección, sino avanzar poco a poco. La mejor manera de progresar es con pequeñas mejoras constantes a lo largo del tiempo. Sé flexible y adáptate a las circunstancias de cada día, incluso los «días malos» suman en tus proyectos.

7. Una última idea: ¿Sentirse productivo es realmente lo más importante?

En un mundo que idolatra la eficiencia y los logros tangibles, se nos ha inculcado que nuestro valor está ligado a nuestra productividad. Sin embargo, esta visión es limitante y miope. La vida no es una carrera para ver quién hace más en menos tiempo, sino un viaje para experimentar, aprender y crecer en todas sus facetas, algo que a los multipotenciales se nos da genial.

¿Qué pasaría si redefiniéramos el éxito no solo por la cantidad de tareas completadas, sino también por la profundidad de las conexiones que hacemos, la creatividad que expresamos y el bienestar propio y ajeno que cultivamos? 

La multipotencialidad ofrece una perspectiva necesaria en una sociedad que glorifica la especialización y el constante hacer.

Tu capacidad para desenvolverte en diversas áreas nos invita a repensar el valor del tiempo y la energía que invertimos en nuestro día a día.

Nos enseña que es necesario encontrar un equilibrio donde la creatividad, la curiosidad y el bienestar sean la clave, abriendo la puerta a un mundo más equilibrado y menos frenético. ¿Te animas cambiar el chip?

 

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